El Temor

El temor es una emoción negativa que manifiesta la anticipación de una amenaza o peligro de una situación que produce ansiedad, incertidumbre, inseguridad. Cuando decimos “anticipación”, es porque el hecho no esta ocurriendo en un ahora; en un tiempo presente; sino que la mente se proyecta hacia un futuro, donde va ocurrir “algo” que nos producirá sufrimiento y dolor. El temores una emoción profunda e inútil que alberga el ser humano, pues inmoviliza y neutraliza a la persona que la experimenta, no le permite actuar ni tomar decisiones; como resultado no le permite vivir tranquilamente, y lo peor es que contamina a las personas que están relacionados con ella.

Cada persona experimenta la emoción de forma particular dependiendo de su personalidad, aprendizaje, sus experiencias anteriores y la situación concreta del momento. Es decir, que lo que provoca temor a una persona, puede pasar desapercibida para otra.

Cuando el hombre nutre sus pensamientos tejiendo situaciones negativas imaginarias que le generan emociones con mayor temor y ansiedad, entonces, psicológicamente la situación imaginada pasa a tener mayor fuerza en su mente pues “la energía sigue al pensamiento”, resultando así, una percepción distorsionada de la realidad, donde el hombre se siente cada vez mas débil, vulnerable y pequeño frente a la situación temible imaginada. Este temor lo “paraliza” porque adquiere un poder muy fuerte sobre el hombre; lo domina. Su pensamiento esta confuso, no tiene fuerza para decidir, mucho menos para actuar en sentido de resolver la situación Se deja llevar por su mente que es controlada por el temor. Esto lleva a crear todavía más pensamientos relacionados con finales dolorosos, entonces el temor se alimenta de estos pensamientos y se hace aún más intenso y dominante, pues la atención que se le da lo hace crecer. A todo esto, lo acompañan reacciones en su cuerpo.

Las emociones se manifiestan en el cuerpo, provocando alteraciones fisiológicas inmediatas. Siendo el miedo una emoción negativa, provoca fuertes cambios corporales que afectan e interfieren en el buen funcionamiento del cuerpo. Se incrementa el metabolismo celular, aumenta la presión arterial, así como la coagulación sanguínea. El sistema inmunológico se detiene, la sangre fluye a los músculos mayores (especialmente a las extremidades inferiores, en preparación para la huida) Aumenta la adrenalina. Si se prolonga este estado, la persona está vulnerable a contraer enfermedades.

Todo ser humano conoce el temor.

El temor es una emoción básica, Apenas tenemos unos meses de vida, adquirimos emociones básicas como el miedo, el enfado o la alegría. Algunos animales comparten con nosotros esas emociones, en los humanos se van haciendo más complejas gracias al lenguaje, porque usamos símbolos, signos y significados. El temor es la emoción que predomina hoy y la humanidad sucumbe fácilmente a ella.

Los temores actuales son el temor a la oscuridad, a lo desconocido, a la enfermedad, al dolor físico, a perder a sus seres queridos, a la soledad, al fracaso, a la enfermedad y muerte. El hombre no vive su presente feliz porque está empañado de angustia que oscurece su ánimo y reduce al hombre a un tímido y atemorizado átomo de vida. Actualmente, en nuestro país domina el temor a la incertidumbre.

Hoy en día muchas personas sensibles se identifican con el miedo que experimenta el otro, siendo incapaces de distinguir entre su propio destino y el ajeno. Los sufrimientos y temores de otras personas pueden afectar a un individuo, sin que nada tengan que ver con él. Es muy posible que un individuo capte el temor que domina a otra persona, aunque no tema a nada. Se identifica tanto con los presentimientos y previsiones de otras personas con finales infelices sobre futuros desastres, que los interpreta en términos de su propia y futura experiencia (como si le estuviera ocurriendo a él mismo). Es como si se “contaminara” de la angustia y el temor ajenos. Se deja arrastrar por un torbellino de temor. Sin embargo, debe saber discriminar su verdadera realidad, y al entender que su futuro no oculta para el ningún desastre, pues cada uno es artífice de su propio destino, se da cuenta que entró en una angustia y temor ajenos, y está vivenciando simplemente una ilusión.

El primer paso para solucionar cualquier situación es reconocer que existe una situación deseable de mejorar. El atreverse a reconocer que esta emoción existe dentro de nosotros y nos puede estar dominando, es dar un gran paso para su superación.

Muchos de los miedos y temores son consecuencia de la ignorancia. Analice racionalmente su temor e investigue. Muchas veces, el conocimiento y el entendimiento y la comprensión ayudan a superar los temores.

Entienda que no siempre las cosas son como uno quisiera, la vida esta llena de altos y bajos, es cíclica. Recuerde que las cosas siempre cambian, nada es permanente ni un estado de tranquilidad tampoco una tempestad. Si usted esta pasando por una situación de temor, reflexione y analice si éste temor es real o circunstancial, recuerde que TODO PASA, y ponga de su parte, cambie su forma de pensar, trabaje y actúe para superarlo.

Si el hombre empleara su razón en forma correcta podría eliminar el temor. El temor surge siempre de una proyección temporal de la mente, hacia el pasado o el futuro. Si entendemos que el temor es, en su origen un pensamiento, y que este pensamiento anticipado no existe en el presente, podemos inferir que si lo único real es el presente, entonces el miedo es una ilusión y como tal no tiene poder ni existencia real, solo el que nosotros le damos con nuestra concentración en él y nuestro constante enfoque lo que hace es aumentar esta sensación y dar poder mayor a esta amenaza. Nosotros somos responsables por nuestros pensamientos.

Recuerde que su propio temor también esta contaminando el ambiente y desarmonizando a las personas que entran en contacto con usted; ellas captan su temor. Limpiemos nuestro ambiente buscando nuestra armonía interna, cobijando pensamientos reales, esto nos lleva a una vida más equilibrada, saludable y constructiva.

Elaborado por Lic. Sijam Ismael- Psicóloga